El vendedor de chupetes de 1985
Mira allí viene otra vez el vendedor de chupetes, con esta creo que ya es su tercera vuelta y me parece que va a rayar nuevamente.
Chiquillo véndeme una de fresa y otra de piña.
Así empezare esta pequeña historia de un gran chico de casi siete u ocho años de edad.
Mis amigos y yo como todos los días salíamos del barrio plan de 3 de la tarde a nuestra loza para su respectivo fulbito.
Era un viernes del mes de Febrero del año 1985, cuando derrepente aparece un pequeño con su polito amarillo camisero, su short blanco con bolsillos y unas sandalias negritas.
Aquel jovencito pasaba por la cancha de fulbito llevando una cajita de tecnopor en la cual allí llevaba sus ricos chupetes de frutas.
Me llamo la atención por que al pasar por la cancha no se fue de largo, sino que se quedo en la esquina observando, pensé que estaba mirando la gruta de la virgencita que estaba detrás de nosotros.
Aquí en nuestro barrio salimos entre jóvenes y señores hacer y practicar el deporte rey, llegamos a formar hasta seis equipos.

Empieza la Hazaña: El vendedor de chupetes de 1985
El partido ya había empezado, los equipos en cancha demostraban su toque fino y calidez de cada jugador por demostrar y salir airoso en cada encuentro para llevarse las apuestas que acordaban desde un inicio.
Y en eso como un relámpago mágico apareció aquel chico del cual les narro en esta pequeña historia.
Se sentó en las gradas después de caminar por todo el arenal hasta llegar a nuestra loza deportiva de nuestro barrio.
Miraba y observaba cada jugada del encuentro en disputa, hacia gestos y se le veía la emoción que irradiaba.
Y yo me preguntaba viene a vender o a mirar el fútbol.
Una vez que acabo el primer encuentro, agarro su cajita de chupetes y bajo apresuradamente hasta donde estaban los doce jugadores que disputaron el partido.
No ofreció sus chupetes de hielo de pura fruta solo abrió su caja delante de todos y saco uno para que él mismo empiece a saborear su rico chupete de hielo de pura frutas.

Al ver eso los jugadores cansados y en pleno atardecer la gran mayoría se acerco al vendedor de chupetes de hielo a pedirle y así empezó la hazaña del vendedor de chupetes de 1985.
No solo los jugadores se comían de dos en dos los chupetes que vendía aquel niño, sino el publico y la gente lo llamaban: ¡¡¡ CHUPETES !!!
Aquel jovencito cada vez que se acababa sus chupetes desaparecía y al rato volvía a seguir vendiendo, una vuelta mas y una mas…
Nueva Historia
Y no van a creer lo que paso después , aquel chico lo volvi a ver.
Pero ya no en nuestra loza deportiva del barrio , sino que ahora lo vi en el estadio de fútbol de nuestra comunidad Bs.As de V.
Esta otra historia se la cuento en el siguiente articulo. Saludos y Éxitos !!!

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